El año nuevo ya pasó y
de algún modo todo ha vuelto a la “normalidad”. Nos puede gustar o no, ese, ya
es otro cantar. En estos primeros días del nuevo año, he decidido escribir con
más habitualidad, no con la intención que me lean más (agradezco que lo hagan),
ni que mi blog llegue a las treinta mil visitas (que ya está muy cercana a esa
cifra pese a que mis textos no son de los que habitualmente suelen publicarse
en la web), o que mi facebook explote de
“amigos”. He decidido escribir más seguido por otras razones.
Cuando busco la génesis
de “mi deseo de escribir”, encuentro un largo catalogo, sin embargo, creo que
“mi inicio” se da con mi llegada a San José, aquél pueblito de mi infancia,
cuyas callecitas de tierra pisé por primera vez cuando tenía cinco años, lugar
al que habían enviado a mi padre como una especie de castigo familiar. Historia
(de ese “castigo”) que recién pude enterarme muchos años más tarde.
Aquél pueblito, como
muchos en el Perú de la década del ‘70, carecía de Luz Eléctrica, por lo cual,
la única forma de “alumbrarse” cuando la noche nos envolvía con su manto, eran
las velas o en su defecto las lámparas de kerosene. Yayo, mi padre, logró que
aquellos años de mi infancia no estuviéramos preocupados por la carencia de luz
eléctrica y sobre todo por las noches oscuras. Hizo que las noches fueran
mágicas y no tuviéramos miedo de vivir detrás de la iglesia del pueblo, pues
solía decirse por aquellos tiempos que las almas en pena solían pasar por las
iglesias para rezar buscando el perdón de sus pecados. Yayo, para contrarrestar
esas historias fantasmales solía contar historias a la luz de las velas o de
los “mecheros” (lámparas de kerosene) mientras cenábamos. Cada noche una
historia distinta. Cada historia, una más emocionante que otra, de modo tal que
cuando se apagaban las velas o las lámparas a kerosene durmiéramos
plácidamente. Por lo general después de
oír sus historias no podíamos dormir plácidamente, pese a ello, cada noche
esperábamos expectantes cada nueva historia. Yayo decía que eran vivencias
suyas. Nosotros (sus hijos) le creíamos pues solía contarlos con lujo de
detalles.
En algunas ocasiones he
llegado a pensar que si Yayo, se hubiera dedicado a ser escritor, hubiera sido
uno de los más prolíficos cuentistas peruanos. Quizás no hubiera ganado un
premio Nobel, lo que sí es seguro, es que hubiera podido cumplir las tres
premisas: Plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro.
Por estos días mientras
buscaba “disparadores” que me provocaran escribir, de casualidad cayó a mis
manos una edición de la Revista “Eñe” (N° 469) en la cual, en la pág. 49
tropecé con una frase que decía: “Hay que volver a Contar”. Era una entrevista
a la escritora argentina Gabriela Massuh respecto de su nueva novela “La Omisión ” en la cual, una
mujer descubre que su marido, que acaba de morir, había mantenido una vida
paralela con otro hombre, es decir, era gay. La periodista Jorgelina Nuñez le
hace una serie de preguntas respecto de su novela, pero lo que a mí me llamó la
atención es aquella donde le pregunta:
-Finalmente, ¿qué es la
ficción para Usted?
-No tengo una idea
teórica de lo que es- Contesta la escritora- pero si sé que dentro de lo
específicamente literario, a mí me gustaría que la ficción tuviera como objetivo
volver a contar.
“Hay que volver a
contar”, la frase retumbó en mis oídos, como aquellos petardos que solían
reventar” en las fiestas patronales en aquél pueblito de mi infancia. No tuve
necesidad de pensar tanto para saber,
¿Qué hay que volver a contar?
No encontré una lista
taxativa, sino que por el contrario, una lista interminable que si tuviéramos
que extenderla creo que podríamos alfombrar con ella la carretera “Panamericana
Sur” que recorre gran parte del continente americano.
Podría comenzar anotando
que….
Hay que volver a contar,
la historia del Perú, sobre todo para refrescarles la memoria a todos aquellos
que están fuera de las fronteras que en lugar de llamarse Peruanos se
autodenominan “Pex” como si los ciudadanos fuéramos meros objetos o mercancías
de intercambio. Hay que volver a contar la historia del Perú para que aquellos
que viven en el exterior enseñen historia del Perú a sus hijos.
Jorge Chávez Dartnell |
Hay que volver a contar, que Víctor Raúl
Haya de la Torre en los albores del siglo
XXI se atreve a hablar de “Antiimperialismo” en Iberoamérica. Habla
también de la creación de un Frente Único Latinoamericano (o indoamericano
según Haya de la Torre), hoy, algunos lo denominan “Patria Grande”. Como tal
Propone Cinco Puntos:
- Acción contra el Imperialismo
- Por la Unidad Política de América Latina.
- Por la nacionalización de tierras e industrias.
- Por la internacionalización del Canal de Panamá; y
- Por la solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas del mundo.
Hay que volver a contar,
que Alberto Fujimori, un presidente elegido democráticamente, el 07 de abril de
2009 fue condenado a 25 años de prisión
por Crímenes de Lesa Humanidad y delitos de corrupción. Lo cual
significa que en el Perú de hoy, tener un cargo político no le garantiza
“inmunidad” (Siempre debería ser así), y que además, esto debería ser el
ejemplo a seguir, para que aquellos que cometen no sólo delitos de lesa humanidad
sino también aquellos que cometen otros tipos de delitos cumplan condenas
efectivas y no como sucede hoy que se amparan en sus cargos políticos o su
partido político para salir limpios de polvo y paja.
Hay que volver a contar, que Alan
García Pérez, gobernó durante 1985-90 con una forma de populismo ortodoxo, que
llevó a la peor inflación de la historia del Perú y sobre todo a una mayor
pobreza en los sectores más vulnerables de la población por parte del Estado.
Que además, un mes antes de la finalización de su mandato dejó escapar al
terrorista Víctor Polay Campos por un túnel que tenía todos los lujos y
comodidades.
Hay que volver a contar, que durante el Imperio Incaico regía las máximas: Ama
Sua (No seas ladrón), Ama Quella (No seas ocioso), Ama Llulla (No seas
mentiroso). Por ende no corría las
prebendas y aquél que no trabajaba era severamente castigado, a diferencia de
lo que propugnan distintos gobiernos Iberoamericanos que diariamente están
creando más ciudadanos parásitos. Lo que es peor, muchos peruanos aprueban y
propugnan ese tipo de prebendas y vagancias, yendo en contra de todo lo que
aprendieron en sus pueblitos de origen donde les enseñaron todo lo contrario de
lo que hoy defienden y propugnan: La Mediocridad.
Hay que volver a contar, que lo correcto es decir que
Perú y Chile estuvieron en guerra entre 1879 -1883, denominada “La guerra del
Pacifico” (o Guerra del Guano y el Salitre)
y no como afirman algunos que Perú y Bolivia enfrentaron a Chile.
EL REPASE - Óleo de Ramón Muñiz |
El Perú se vio arrastrado a una guerra para la cual no
estaba preparado: un tratado defensivo que había firmado con Bolivia el año
1873 lo comprometió en la guerra que ya se había declarado entre Bolivia y
Chile por desacuerdos sobre la explotación de los yacimientos de salitre en
territorio boliviano, que estaba en manos de empresarios chilenos merced a
acuerdos entre los dos países.
Salió el ejército de La Paz el 17 de abril y el 30 abril de 1879 entraba
a Tacna en medio del entusiasmo delirante de los peruanos, también convencidos
de la victoria final. Iba casi desarmado, sin equipo y así lo manifestó el
Presidente Boliviano Daza en un
telegrama al presidente Prado del Perú: "Nueve mil hombres del ejército
boliviano, mal vestidos, peor armados, pero llenos de entusiasmo y valor, se
hallan bajo mi comando, dispuestos a recibir sus órdenes"
El 14 de noviembre 1879 Daza hizo un telegrama al
presidente del Perú, lacónico y concluyente pero falso y que solo acusa su
perfidia o su miedo: "Desierto abruma; ejército se niega a pasar
adelante". Y, más tarde, ya en carta explicativa aseguraba que "es
pensamiento
Unánime de nuestros jefes, no avanzar más...”
El 18 de noviembre, pasado medio día, hizo su entrada
a Arica la división boliviana en medio de una actitud francamente hostil del
pueblo peruano que no escatimó ni insultos ni amenazas contra el humillado
amigo. Se había hecho correr la noticia de que las tropas bolivianas, en
inteligencia con los chilenos, iban resueltas, " a tomar Tacna y Arica y
realizar así los planes y sugestiones de Chile, respecto a que Bolivia debía
romper la alianza con el Perú y apoderarse de estos territorios para tener su
salida propia al Pacífico".
El general boliviano Juan José Pérez reveló que Daza,
temeroso de sucumbir o de que se debilitase en la expedición el batallón
"Colorados" engañó a Prado al comunicarle que los soldados no querían
seguir avanzando; y que a los soldados les hizo creer que Prado los llamaba
para defender el morro de Sama, es decir el litoral norte de Tacna. Y agrega
que cuando se presentó ante Daza el batallón "Colorados" inquiriendo
cómo es que tenían que contramarchar en frente del enemigo sin haber vengado a
sus hermanos caídos ya en la guerra, la respuesta fue embustera. (Historia
General de Bolivia – Archivo y biblioteca Nacionales de Bolivia)
Para ser más exactos:
- Chile le declara la guerra a Bolivia el 15 de febrero de 1879 (invadiendo territorio boliviano).
- Chile le declara la guerra a Perú el 05 de abril de 1879.
- Bolivia se rinde el 14 de noviembre de 1879 (Huida de Daza de la Quebrada de Camarones)
- Perú capitula el 20 de octubre de 1883 (Tratado de Ancón).
Hay que volver a contar,
que los miembros del Consejo de Consulta de la circunscripción del Consulado
General del Perú en Buenos Aires, en las elecciones realizadas en el 2012,
juntos (los nueve), no llegaron a juntar ni siquiera el 1 (uno) % del padrón de
83200 (ochenta y tres mil doscientos) ciudadanos habilitados para emitir su
voto válidamente, conforme las últimas elecciones presidenciales, es decir, 832
votantes. Sino que a duras penas, sólo
lograron que votaran 720 electores para 20 candidatos que se presentaron en
aquella ocasión. Por lo tanto, pese a tener legitimidad (por ser electos en
votación democrática) carecen de REPRESENTATIVIDAD (al menos para mí), salvo
para sus 39, 41, 45, 57, 59 y 110
amiguitos que votaron por ellos.
Hay que volver a Contar,
que durante años los mediocres y los politiquillos de pacotilla se arrogado una
representatividad que no poseen y en muchos casos se han aprovechado de la
buena fe de nuestro compatriotas, además de vender una idea equivocada del “Ser
Peruano”. Que se han enquistado en la colectividad peruana en Buenos Aires como
“Garrapatas” prestos para saltar sobre el incauto y sacarle la poca sangre o la
poca “guita”. Estos mamotretos/as farfulleros/as por suerte están en plena
decadencia, pese a que luchan denodadamente por mantener el poder que supieron
tener en otros tiempos, con la anuencia de de ciertos periodistas mediocres y
ciertos funcionarios consulares.
Hay que Volver a
Contar, que Abimael Guzmán está preso por
delitos de terrorismo contra el Estado (realización de actos terroristas a
través de sus cuatro formas de lucha (propaganda, agitación, sabotaje,
aniquilamiento selectivo y combate guerrillero) alarma, temor y zozobra en la
población, ocasionando incalculables daños materiales y pérdida de vidas
humanas), quien además fue el creador e ideólogo del grupo terrorista Sendero
Luminoso y de la ideología “Pensamiento Gonzalo” ocasionaron en forma directa e
indirecta más de 70,000 (setenta mil) muertes de ciudadanos peruanos conforme a
la CVR (Comisión de la Verdad y la Reconciliación). Ideología que ha sido retomada por las
huestes de Movadef, por ende, siguen siendo Terroristas, del mismo modo que
aquellos que siguen la ideología de Hitler siguen siendo Nazis.
Hay que volver a contar, que en el Perú no nos enseñan a tomar por asalto las propiedades ajenas. Dicho
de otro modo: “meterse en la casa ajena”, ser un “okupa”. Se nos enseña que el
trabajo dignifica y que todos deben trabajar y No esperar un “Plan Social”.
Hay que volver a contar,
no sólo por aquello que reza, “Recordar es Volver a Vivir”, sino principalmente
para No perder la memoria y no nos
vendan los mismos espejitos de colores que les vendieron a los nativos de
Guanahaní, pero, sobre todo, para que los jóvenes sepan la Historia del Perú en
su real cabalidad y no una historia tergiversada por sátrapas cuya única
finalidad es vender sus ideas funestas, embarradas con mierda y con sangre.
Por Miguel Ángel Villegas G.
Por Miguel Ángel Villegas G.
No estamos tan mal. pero, podríamos estar mejor... Sí quisiéramos
(Proverbio Propio)
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CONSEJO DE CONSULTA: ¿Nos representan?