AMANECIENDO EN EL VALLE DEL CHILLÓN



Los sueños a veces, llegan sin ser llamados. Las experiencias, hacen exactamente lo mismo.

Aquella mañana de un día cualquiera del mes de junio, salió un viaje inesperado. Debieron pasar a buscarme a las 05:00, pero llegaron a las 06:00 am. Algunos dirán, “la perfecta impuntualidad peruana”, algo que aún no puedo acostumbrarme. En algún momento escribiré algún texto al respecto.

Cerca de las 07:00 de la mañana, casi llegando a Trapiche (rumbo al valle del Chillón) nos detuvimos en una gasolinera para provisionarnos de combustible. Bajé del auto, recorrí el lugar. Miré el horizonte y ahí estaba el sol peleándole a unas impertinentes nubes que no lo dejaban asomarse a las montañas para saludarme. 

Ni corto ni perezoso, tomé mi viejo celular (aquél que semanas más tarde, me robarían) y disparé. A pesar de sus escasos pixeles, el aparatito hizo su mejor esfuerzo y atrapó al sol en su lucha con las nubes.

Dos cosas. La primera, es que debo viajar más a menudo y abandonar la oficina, los teclados y las paredes de cemento. La segunda (aún cuando tengo un mejor celular) debo comprarme una cámara fotográfica, de esas que son profesionales para hacer mejores fotografías y, sobre todo, para capturar con mayor precisión el alma de la naturaleza.

#MiguelAngelVillegas

#ValleDelChillon 

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