Desde hace una década la palabra preferida de los políticos es RENUNCIA.
Si no te gusta lo que hace el contrincante, pese a no ofrecer opciones coherentes para mejorar la situación del país, igual, piden RENUNCIA.
Si la idea de renuncia lo bajo al ámbito personal, las veces que he solicitado que alguien RENUNCIE fue porque Yo o mi equipo podía hacerlo mejor, pero, pedir renuncia solo porque sí, es una insensatez.
Nadie puede dudar que es un GOBIERNO MEDIOCRE, pero un gobierno que fue elegido por la mayoría (se hayan equivocado o no al momento de votar), que “Castle” y la Sra “K” hayan sido las únicas opciones luego de 200 años, significa sólo una cosa: Somos una generación de peruanos mediocres.
Se fue al carajo el vanagloriarme en el exterior que los peruanos tenemos entre 5000 a 7000 años de antigüedad, si mis amigos extranjeros descubren que somos mediocres se me reirían en la cara.
Mis amigos argentos dirían “Que puterío les gusta armar a ustedes los peruanos”. Ya me siento avergonzado.
¡Echemos a “Castle” !, ¿Quién viene?
¿Otro mediocre?
Cuando analizo la Política en el Perú me encuentro como cuando LOT le preguntó a Dios.
— Señor, ¿si solo hay 1000 personas justas, también destruirás Sodoma y Gomorra?
— ¡Sí, Lot!
— Señor, perdona que insista, pero ¿Si sólo hay 100 justos, también lo destruirás?
—¡Sí, Lot!
Finalmente, pudo rescatar a pocas personas.
Los políticos en Iberoamérica, son exactamente iguales. Los probos, son escasos, abunda la mediocridad y eso se puede observar desde el muro que separa México con EEUU, hasta Ushuaia, la ciudad más austral del mundo.
En cuanto al Perú, hay riqueza en abundancia, pero décadas de políticos mediocres han convertido a sus ciudadanos en seres mediocres, sin aspiraciones, sin ganas de transformar a este país en uno mejor. Los han acostumbrado a “vivir el día a día”, es decir sin proyectos de mediano y largo plazo.
Este ciudadano mediocre, cuando tiene algunas monedas, prefiere comprarse el televisor más grande para “panudearse en el barrio” en lugar de invertir en un negocio. Y cuando instala un negocio, también lo hace sin proyecto, sin plan de negocios, sin planificación. Si les va bien, lo es, no porque fue planificado, sino por que les salió de “chiripa”.
Y así va el Perú, haciendo cosas de “Chiripa”.
El futbol es el mejor espejo de lo que es el peruano: Traemos ideas extranjeras y a como dé lugar las insertamos (Comunismo, Marxismo, Maoísmo, Capitalismo, y todos los “ismos”) sin importar si es lo más conveniente para el país, sin hacer un análisis del imaginario social peruano. Traemos técnicos extranjeros y también los insertamos como cuñas, sin pensar si es lo más conveniente, sin pensar en todo el fútbol peruano, sino únicamente en la clasificación. Lo demás, no importa. No tenemos disciplina, somos envidiosos, egoístas, esperamos que todo se nos dé servido.
El fútbol peruano es el deporte más mediocre en el Perú, el que no ha ganado nada y tampoco lo va lograr mientras sigamos con ese “proyecto de equipo actual”, que es un proyecto egoísta porque sólo piensa en un equipo y el fútbol peruano hay que pensarlo a nivel país. Viven el “día a día”, bueno en este caso “el partido a partido”. Después que se vaya Gareca, ¿Qué?, cri, cri, cri
¿Tendremos un cerebro tercermundista?
Cómo van las cosas, no hay que hacer demasiado análisis para tener esa certeza. ¿De qué nos sirve tener riquezas naturales, tener tres regiones que aportan su diversidad, de qué nos sirve tener más de 5000 años de antigüedad?, de nada.
Cuando viene a mi mente la “teoría de los tres cerebros”, me parece que el “cerebro del Neocórtex”, aún no se ha desarrollado en los peruanos. Estamos en “la huevada”. Los hechos nos muestran esa realidad, sobre todo cuando los líderes que están pugnando por el poder, son unos mediocres.
Es muy loable lo que hacen algunos peruanos a lo largo y ancho del país, trabajando para mejorarlo, ocupando su tiempo y su dinero para crear un proyecto país, un “Proyecto Perú” pero ¿Qué hace una gota de agua en el medio del desierto de Sechura o de Nazca? ¿Alcanzará para cosechar algodón, café o caña de azúcar?
No estoy en contra de las ideologías, pero, nos engolosinamos demasiado en ellas, cuando la realidad de las cosas es simple. El pobre necesita trabajar, no que le regalen cosas. Necesita crecer, llevar a su casa el pan para alimentar a sus hijos y le importa un pepino si quien gobierna es de izquierda, del centro o de la derecha.
Personalmente, no soy ni de izquierda, ni del centro, ni de derecha. La Constitución Nacional me garantiza la libertad (en su más amplio sentido de la palabra libertad) y como ciudadano, ejerzo esa Libertad participando en aquellos lugares que coinciden con mis valores, no viceversa. Si por ahí, a alguno se le ocurra encasillarme en alguna ideología, digan que soy PERUANISTA.
©Miguel Ángel Villegas