LAS CALLES LENTAMENTE SE VAN POBLANDO

 

Hace poco más de dos años atrás los gobiernos del mundo decretaron Cuarentenas para protegernos del virus COVID-19. Desde entonces, la gran mayoría de ciudadanos se han vacunado con la tercera dosis, las actividades económicas han vuelto a activarse. Era necesario.

¿Cómo van a sobrevivir las familias si no obtienen ingresos económicos?

 El domingo salí a caminar por la Alameda Chabuca Granda y me puse a observar a la sociedad de Limeña, que es bastante heterogénea. El Centro de Lima (llamado también Cercado de Lima) todos los sábados y domingos se pueblan de miles de personas que vienen de distintos lugares de la ciudad de Lima, traen con ellos a sus hijos, padres, en fin, toda la parentela. En eso, el peruano es bastante familiero.

Pero, también traen su educación, sus costumbres (buenas y malas). Entre las buenas costumbres es su arte folclórico, pues las artistas vernaculares aprovechan los espacios que la Municipalidad de Lima ha preparado para el efecto, como pequeños mini teatros. Muestran al público su arte. Hacen sus pininos.

Traen sus malas costumbres, no cuidan el ornamento, no respetan a los otros. Bah, no se respetan entre sí.  ¿Respetar la cola? ¿Qué es eso?, la gran mayoría se mete como sea y donde sea. Cuando se les llama la atención, algunos se molestan.

Se ha vuelto habitual echarle la culpa al otro para eximirse de cumplir con su responsabilidad. Así, dicen, por ejemplo: “Si todos los hacen, lo mío es solo un papelito” “¿Quién eres tú para ordenarme, la policía?”

 A ello, sumemos a los venezolanos que han sido contratados como seguridad en la Alameda Chabuca Granda, al menos hay un gran número. Unos señores de una Venezuela en decadencia (Básicos, el ripio social), pero que en un país como el Perú acostumbrado a la “sumisión” o el “aguantar”, pues estos señores “venecos” (como los llaman despectivamente) se enseñorean en las callecitas limeñas de mi infancia, pubertad y adolescencia. Todos, seguro que no, sí la mayoría. Me hacen recordar la década de los 90´en Baires, donde nuestro “ripio” peruano fue a cambiar la visión de lo que eran los peruanos de antaño. Así, aún podemos ver en algunas villas. En todo lo demás, ha evolucionado. Las calles, lentamente se van poblando.

 El actual paisaje Limeño (hablo del Cercado de Lima) es horrible, un desastre total. Le han hecho perder su gloria de Antaño. En algún momento analizaré con mayor precisión a la Sociedad Limeña que es un desastre. Eso sí, hay mucho dinero, pero ellos no se dan cuenta por que traen sus malas mañas de antaño (No mejorarse y no querer pagar impuestos, todo informal).

Decía que el domingo salí a caminar por la Alameda Chabuca Granda, me puse a observar a los miles de transeúntes y paseantes. Los pequeños teatros improvisados totalmente llenos de público. Había para todos los gustos, desde cantantes folclóricas, comediantes y DJ´s improvisados para un público desesperado por entretenerse y olvidar al menos por un día que su sueldo mínimo no le alcanza para llegar a fin de mes.

Extraño mis tardes de cafés en Buenos Aires. Aunque en Lima ya encontré un “lugarcito” donde darme mis escapas algunas tardes, aún le falta ese “no se qué” para ser perfecto. Creo que tarde o temprano tendré que poner mi propia cafetería, como el que a mí me gustan. Ya les dije a mis socios. Les gustó la idea.

La idea del café y del restaurant me viene dando vueltas la cabeza desde hace un tiempo, por que cuando les explico a aquellos empresario de cómo deberían administrar sus negocios, no me entienden. Les tendré que dar un “modelo” de negocio.

En esas tardecitas que me voy a caminar, aprovecho para disfrutar mi “combinado” (Mazamorra morada con arroz con leche). Si usted estimado lector vive lejos del Lima, tenga la libertad de sentir envidia.

Ni que decir de aquellos días que me voy a comer un buen ceviche, un chupe de camarones o una sopa de mote, una sopa de cabeza de carnero. Y por supuesto, acompañado de su chicha morada o su chicha de jora.

Cuando finalmente habrán “La Casa de la Literatura Peruana” seguramente me iré a tomar mi café, pediré prestado algún libro y disfrutaré el paisaje aledaño al río Rímac.

Total, desde mi casa al todos esos lugares, sólo existen una distancia de 5 a 10 minutos caminando. Soy un hombre privilegiado. Las calles, lentamente se van poblando de historias.

#MiguelÁngelVillegas

#kerriscoso

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