Con el tiempo, en muchos de los círculos que frecuentaba dejaron de llamarme Miguel Ángel y en lugar de ello, comenzaron a llamarme por mi seudónimo.
Es en esa época que logré desparramar miles de ideas sobre el Perú, sobre todo, respecto de la Colectividad Peruana en Buenos Aires y sobre Latinoamérica.
Por esos tiempos es que me gané sin querer queriendo el apelativo de "Intelectual". No sé, si lo merecía en aquellos años, aún estaba aprendiendo. Mi única finalidad, era volcar mis razonamientos, pero daba la casualidad que a mis lectores les encantaba.
Cuando me invitaban a ciertos eventos de la Colectividad en Buenos Aires, era habitual que me trataran como "El Intelectual". Nunca le di importancia a tal situación. Fue también por aquellas épocas que participé en una agrupación política del Perú.
Tiempo después, nació Guillermo Ventura, un personaje que decía, lo que Yo no quería decir a viva voz. Era (o es) un personaje desfachatado, sin pelos en la lengua, que le importa un carajo la opinión de la gente. Un día cobró vida propia y eligió su propio camino, se fue a la parte literaria. Me arrastró. No pude evitarlo. Creo que era necesaria esa transición.
Lo disfruté, lo disfruto y lo seguiré disfrutando.
En los próximos años seguramente verán el resultado de esa ensoñación. Guillermo Ventura siempre sigue dándome letra y más pronto de lo que se imaginan, quizás lo vean en otro formato. ¿El papel, quizás?
Hay mucho trabajo por hacer.
En este tiempo de Pandemia, ciertas circunstancias han despertado nuevamente a "Kerriscoso", ¿a dónde me llevará?, estoy ansioso por saberlo. Me va a encantar, hay mucho por contar, mucho por mostrar, la política peruana está en su mejor momento (para la observación, pese a su mediocridad).
Ya no se habla de la Política en forma razonada, los farfulleros e improvisados han tomado la palestra y salen al balcón a graznar sus diatribas como si ellos tuvieran la verdad absoluta o la palabra santa.
Antes me preocupaba por toda Latinoamérica, me daban letra. El tiempo, quizás la edad, me ha vuelto un poco egoísta, mi observación por ahora se va a centrar más en los hechos que suceden en el Perú y por supuesto en mi otra patria (Argentina).
El Dr. Luis Antúnez y Villegas (el Tío Luchito) solía decir que los profesionales tenemos una gran responsabilidad con la sociedad, debemos ayudar a transformarla y mejorarla. En eso también coincidía el Dr. Augusto Flores Cárdenas, uno de mis grandes amigos que conocí allá en el café “La Academia” en Buenos Aires.
A veces me he preguntado, ¿Por qué solía esconderme bajo un seudónimo?
Aún no he logrado encontrar una respuesta coherente. El tiempo. Siempre el tiempo nos da las respuestas adecuadas.
Mientras tanto, Miguel Ángel Villegas tomará las letras de esas venas abiertas del Perú y de tanto en tanto, también de esas venas abiertas de Latinoamérica y los volcará en esos espacios en blanco para que tengan un sentido algo coherente.
¿Y la política?
Ya les contaré que estoy haciendo, en dónde estoy participando. Eso sí, estoy muy activo en mi querida Lima, compartiendo y ocupando el espacio de poder político para que los mediocres no los ocupen.
Los partidos políticos son esos espacios que sirven para ayudar a la sociedad, pese a que lastimosamente los “Politiquillos de pacotilla” han copado esos espacios de poder. En esto, algo de culpa tienen los ciudadanos por no ocupar dichos espacios, pero, de eso, ya les hablaré en otra oportunidad.
©Miguel Ángel Villegas