Después de décadas, regresar al barrio de mi infancia y parte de mi adolescencia es un sueño que se hizo realidad. Me conozco cada recoveco, cada bache, cada ladrillo, cada baldosa, cada casona maltrecha, cada semáforo, cada pordiosero. ¿Quién podría no conocer a Yoko?
¿Lo conoces? ¿Quieres un dato sobre Yoko?
Mi querida Lima, mientras vago por tus callecitas, la inspiración entra por los poros y se instalan en mis neuronas. No me siento sólo. Las sombras me acompañan. Los maceteros, los árboles, los faroles y hasta los semáforos. ¿Dónde podría sentirme más seguro?
Hace unos días atrás mientas regresaba a casa decidí tomar una foto al jirón Ica, camino hacia la avenida Tacna.
Click, y saltó el flash…!
Días después me percaté que el paisaje estaba de un color amarillento. ¿Qué sucedió?, No lo sé. Se parece al color de la Luna. ¿Los faroles habrán querido sorprenderme?, quizás.
Siempre he querido llegar a la Luna, tan sólo para saber si ahí se dan los amores perfectos, de esos como los que aparecían en Corín Tellado. Quizás en la luna encuentre el amor. Quizás debería aprender otras lenguas, pero ¿cuál? ¿Cómo saber cuál es su lengua materna o paterna?
¿Sabrán lo que es amor en la Luna? ¿habrá redes sociales o sólo se comunican por telepatía?
A veces pienso que los árboles que pueblan el jirón Ica me están vigilando, cuando paso por la izquierda, se inclinan a la izquierda. Si camino por el lado derecho se inclinan al lado derecho. ¿Qué estarán confabulando? Hasta las palomas se hacen las despistadas y me miran de reojo, sobre todo las que tiene la cresta pintado de blanco. ¿Será por eso que han invadido las iglesias aledañas? No lo sé.
Ella no es de estas latitudes, pero de ¿cuál es? Ni siquiera se acerca a la línea ecuatorial.
Siempre he querido llegar a la Luna tan sólo para encontrarme con El Principito, quizás él sepa cómo encontrarla o quizás me dé alguna pista. Estoy perdido, cualquier información es bienvenida, aunque esta me llegue a través de los sueños.
¿Ella pertenecerá sólo al mundo de los sueños?
No sé.
Pero….
Últimamente estoy cambiando de color, quizás para parecerme a Ella. Aunque a veces creo que es la espuma que uso para afeitarme o el jabón de glicerina neutro. Alguna vez pensé que este nuevo color se debe al Quaker que sirve mi madre todos los días. Hace unas semanas le pedí que sólo me sirva agua de Yerba luisa o de Cedrón, no quiero convertirme en un girasol o en un crisantemo.No lo sé.
¿Estaré sufriendo alguna mutación genética o algo por el estilo? ¿Me estaré convirtiendo en algún tipo de insecto como en Metamorfosis de Kafka?
Al menos, todavía tengo cinco dedos en cada mano y en cada pie.
Quizás sea el agua con limón que venimos tomando desde hace algunos meses. Mis dedos se han adelgazado y me han salido algunas nervaduras, mis uñas se han pintado de verde. ¿Estaré haciendo fotosíntesis?
Tendré que hablar con mi médico. ¿Qué me dirá? Quizás me diga “vaya al campo” y Yo, tengo la sensación que, si voy al campo, quizás ya no regrese. Le preguntaré al oráculo.
Siempre he querido llegar a la luna.
Cuando era pequeño, esperaba con ansias su salida por el horizonte para ir a jugar con las cigarras y cuando se perdía en el ocaso, para jugar con las luciérnagas. En definitiva, estoy lleno de preguntas y no hay respuestas.
¡Continuará…!
©Miguel Ángel Villegas