Por estos días ando ocupado con mi trabajo como
abogado en el Estudio en el cual soy socio. Nunca pensé que todo se iba a dar
tan rápido, ni siquiera tuve que esforzarme demasiado. ¿Será que tengo buena
suerte? No lo sé.
Han pasado un par de meses, quizás tres, quizás
cuatro, pero ya estoy como pez en el agua. Me adapté. Soy más productivo y más
proactivo. Indudablemente cuando estoy balanceado soy una de las personas más
creativas. Diariamente estoy inventando metodologías que hagan más eficiente
nuestro trabajo. Digo nuestro trabajo porque en el Estudio somos un equipo.
Siempre recomiendo que en cualquier organización lo
primero que se tiene que crear es el equipo. Sin equipo no hay nada. Se crece
con más efectividad, rapidez y fluidez.
Las individualidades son importantes, cada uno aporta
lo mejor de sí, lo que más sabe, no sólo de la profesión sino de todo aquello
que aprendimos en la vida.
Hoy atendí a una clienta, de quien llevamos sus casos
judiciales y extrajudiciales, pero tenía un problema que excedía lo jurídico:
su laptop o netbook no estaba funcionando bien, sobre todo la cámara de su
computadora cuando se conectaba con Google meet. Días pasados tuvo una
Audiencia que se tuvo que reprogramar por ese mal funcionamiento.
¡Revisé su computadora, miré tutoriales y Zas!,
encontré la solución. ¿Qué había pasado?, Había un fallo en la última
actualización de Google Chrome el cual provocaba que no reconociera la cámara
cuando se conectaba a Google meet.
¿Cómo lo solucioné?, Ah, se los contaré en otra
oportunidad, previo pago de la consulta... jejeje.
Mientras solucionaba ese problema tecnológico miré mi
imagen en la pantalla y me percaté que desde la última vez que me marché a
Buenos Aires he cambiado muchísimo, física e intelectualmente. Evolucioné.
Lo que no ha cambiado, son esas ansias constantes de
seguir aprendiendo, de seguir creciendo. Hace un tiempo ya llegaron las canas y
los anteojos. Me hacen creo demasiado señorial, sólo me falta la corbata o el
smoking, quizás mi abuela ya lo percibía cuando era un jovenzuelo.
-"Tú eres todo un señorito", solía decirme.
Ser o no ser ésa es la cuestión, pero Yo, sigo siendo
el mismo de siempre.
© Miguel Ángel Villegas.
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