CONSEJO DE CONSULTA: “El Silencio de los Inocentes”



La Democracia es un término que ha evolucionado desde su concepción original hasta el actual. Se origina en Atenas en el siglo V a. c. a partir de los vocablos “demos” (pueblo) y “krátos” (poder). Sin embargo, el término “demos” parece haber sido un neologismo derivado de la fusión de las palabras “demiurgos” y “geomoros”. El historiador Plutarco expresaba que los geomoros y demiurgos, eran junto a los eupátridas, las tres clases en las que Teseo dividió a la población libre del Ática (La población lo integraban también los metecos, esclavos y las mujeres). Los eupátridas eran los nobles. Los demiurgos eran los artesanos; y los geomoros eran campesinos. Estos dos últimos grupos formaron el “demos” y estaban en constante enfrentamiento con la nobleza. Por tanto, “democracia significaría “gobierno de los artesanos y campesinos”, excluyendo a los esclavos (no eran consideradas personas) y a los nobles.

En las democracias modernas, las elecciones son una oportunidad para el ejercicio de Derechos por parte del Ciudadano. Los gobernantes (y sus representantes) tienen el deber y la responsabilidad de que sea así, haciendo lo que corresponde en el momento adecuado y oportuno, con los medios que para ello tiene a su disposición.

Cuando 21 días atrás, unos amigos me propusieron para presentarme a las elecciones del “Consejo de Consulta” de la Circunscripción del Consulado General del Perú en Buenos Aires, “están Locos”, fue lo primero que salió de mi boca.
Los casi 20 años de mi ostracismo voluntario, me sirvió no sólo para prepararme (profesionalmente), sino además, para observar a la Colectividad Peruana en Buenos Aires. He observado de todo y a todos. No he descubierto nada que el resto de la colectividad (que no participa) no haya, también observado. Diría que se ha vuelto indiferente, quizás por necesidad o quizás por cansancio. Es cansador encontrar a “los de siempre” en los mismos puestos año tras año. Es cansador, observar que se premian entre ellos. Es más, hasta se crean títulos de premiación.
También he observado la inacción de los funcionarios Consulares y en muchos casos los excesos (actos violentos). No es de extrañar que sucedan muchos de estos actos de violencia por parte de funcionarios Consulares, ya que en el Perú, si llevas un título (cualquier cartoncito. Ejem: Un título expedido por la Universidad Madres de Plaza de Mayo), vale más (para el imaginario social) que cualquier título universitario logrado o expedido en el Perú (salvo excepciones). Es decir, vale más un título extranjero, sin importar la calidad de enseñanza de la institución que lo expide y sin tener en cuenta la capacidad de aquel que lo presenta. De este modo el Funcionario Consular que habitualmente ya salió del Perú y conoce otras latitudes, tiene otra mentalidad, en muchos casos, cree que eso le da una superioridad respecto del resto de los ciudadanos. Sin perjuicio que todos los funcionarios públicos tiene la falsa creencia que “ellos, y sólo ellos” son los únicos que conocen el Reglamento (derecho) del ente administrativo donde ejercen funciones. Esto, he comprobado que sucede en todos los ámbitos administrativos peruanos y extranjeros. El burócrata se cree Dios.
A veces creo que eso sucede por que muchos peruanos, tienen un cerebro tercermundista. Una visión acotada de la realidad, que les hace creer erróneamente que su verdad, es “La Gran Verdad”.

El sábado 28 de septiembre de 2013, estaba planificado (eso creo) que se realizaría la elección del Consejo de Consulta en la Circunscripción del Consulado General del Perú en Buenos Aires. Debía elegirse 9 (nueve) consejeros para reemplazar a los que terminaban sus mandatos. Al menos ese es el espíritu de la Ley 29.495 (Ley de los Consejos de Consulta de las Comunidades Peruanas en el Exterior). ¿Por qué digo que es el espíritu de la Ley?, muy simple, por que es aquello que el Legislador quiso para las Comunidades Peruanas en el Exterior. Ya sabemos que en el Perú muchos legisladores son unos imbéciles, pero pensemos por un momento, que estuvo inspirado, que tuvo un ataque de sabiduría.  Asumiendo que el legislador es un representante elegido por los ciudadanos a través del Sufragio Universal, “el espíritu” serían el conjunto de debates y discusiones que deben haberse llevado a cabo en el recinto legislativo en el momento que se trataba cada uno de los artículos que conforman dicha ley.
Entonces, ¿que ha sucedido con el espíritu de esa ley, el sábado 28 de septiembre a las 10.30 de la mañana en el edificio del Consulado General del Perú en Buenos Aires? Otra vez, muy simple: Lo han convertido en un MOJON DE MIERDA y ha quedado tirada en las puertas del Consulado (Av. Rivadavia 1501) y se va a quedar ahí por 365 días. Unos dirán que es por culpa de los Malos Líderes (Yo los denomino “Lidercillos de Pacotilla”), otros dirán que culpa de los funcionarios consulares. Ambos tienen razón. Unos son responsables por su desidia, mezquindad, estupidez e imbecilidad (los lidercillos de pacotilla), los otros por su inacción, por no hacer lo suficiente, sino simplemente por hacer lo “justo y necesario” (los funcionarios consulares). Otro tanto, es responsabilidad de los Miembros del Consejo de Consulta salientes, que durante gran parte del año han tenido actitudes y hechos que avergüenzan al ciudadano que esperó ser representado. No todos por supuesto.

Se ha dicho tanto. Se ha dicho que el día de las elecciones, alguien llamó desde el edificio del consulado hacia el exterior para avisar que no vayan a presentarse como candidatos y también, que no vayan a votar. Analizar esa situación sería sumarme al puterío al que están acostumbrados los mediocres. Yo sé, quien corrió “esa bola”

Cuando el lunes 23 de septiembre en una reunión con amigos, me lanzaron la idea para que me presente como Candidato al Consejo de Consulta.
— ¡Están Locos!—, fue lo primero que atiné a decirles— Ustedes siempre están diciendo que el Consejo es cualquier cosa, sin ninguna representación y que además la mayoría son unos inservibles.
Me han dado las explicaciones y fundamentaciones más increíbles para que acepte. Durante los siguientes dos días estuve recolectando información de los posibles contendientes. Esa ya es una costumbre en mí: Me gusta saber como es mi contrincante, que hace, como piensa, a que se dedica. Me gusta observarlos para descubrir sus vicios (si es que los tuviere), descubrir sus mañas y hasta sus tics. Todo ese combo me da un panorama de aquél con quien debo enfrentarme. No encontré ninguno que estuviera en reales condiciones para ser candidato de esta elección. Todos  tenían sus “machas” en la espalda. Esas “manchas” lastimosamente los van a perseguir por mucho tiempo. En la era de las redes sociales (Twitter, Facebook y otros) todo se sabe, sino no es por vía directa, lo es por vía indirecta. Y ellos (los Lidercillos de Pacotilla) no son tan tontos, pero son demasiado ingenuos que van dejando huellas por aquí, por allá. Hablo de sus actos vergonzosos. Hoy, quieren dejar que las aguas se tranquilicen, “ya vendrán tiempos mejores”, deben estar diciendo.

El sábado 28 de septiembre me levanté temprano. Me duché, tomé desayuno y salí a tomar el colectivo: Línea 7. Cuando llegué al Consulado ya había algunas personas, algunas conocidas y muchas desconocidas. Cuando finalmente llamaron para anotar a los candidatos me levanté y me encaminé hacia el lugar donde se encontraba el Comité electoral ya constituido.
Estaba confiado y tranquilo. Los tres días anteriores a las elecciones había hablado con amigos y todos me aseguraron que irían. Por supuesto, no “amigos” de Facebook, sino AMIGOS  de la vida real. Hoy puedo decirlo. Descontando a los que a última hora me dijeron que no podrían ir, cincuenta y cinco (55) asistirían. Cuando se declaro desierto, llamé para que no vayan. No pude comunicarme con todos y cuando horas más tarde llegaron a las puertas del Consulado, lo encontraron cerrado. Tres días, sólo tres días. No fui representando a ningún Partido Político, aún cuando algunos ya saben que participo de la Agrupación Independiente CAMBIA PERÚ. Tampoco fui representando a ninguna institución, pese a que me identifican con CASA DEL PERÚ. Nada me hubiera costado pedir a unos y a otros a unir la fila y que sumen sus votos a mi candidatura, pero, al menos para mí, eso, no sería ético.

CURIOSIDADES Y ALGUNAS SORPRESAS.

Primera: Mientras esperaba que completaran los candidatos necesarios (9), me topé con un hombre mayor que estaba con los ojos cansados y el bolso al hombro. Le pregunté si venía de trabajar. “Vengo de mi trabajo nocturno. Mi hijo me está trayendo mi DNI para votar”, me dijo.

Segunda: Al acercarme a una mujer que estaba con su beba y habiendo visto que se presentaba como candidata al Consejo de Consulta, le pregunte si venía representando a alguna institución. La mujer me miró inquisidoramente y de muy mala manera, “NO”, me dijo. En ese instante, realmente me quedé sorprendido ante su actitud, pues sólo le había planteado una pregunta simple y habitual. Cuando represé a casa y revisé una de mis cuentas de correo descubrí la razón: representaba al Partido Comunista Peruano. ¿Por qué tanta agresividad? ¿Tiene algo que esconder? La verdad, su nombre no es de importancia, pero, si me quedó la idea que si esa mujer se comunica con sus pares de ese modo (con prepotencia) iba a ser un hueso para tallar. Yo estoy acostumbrado a liar con ese tipo de personalidades, pues bien dice el dicho: “Dios cuídame de las aguas mansas que de las bravas me cuido Yo”.

Tercera: La noche anterior a las elecciones y luego de conocer lo inevitable: Presentarme como Candidato. Les dije a mis amigos: “No se les olvide que me están enviando a descubrir el nuevo mundo, pero no en carabelas, sino como Thor Heyerdahl: Con una balsita pequeña, construida con juncos y unas cuantas bolsitas con alimentos, para enfrentarme con las fieras. Demás está decir que se descostillaron de risa.


Cuarta: Horas después de la fallida elección de Consejeros, leí en algún lado que “Todos” sabían que eso iba a pasar. La pregunta salió limpia, ¿Quiénes son todos? ¿Serán  “Todos” los seis o siete, Lidercillos de Pacotilla de la colectividad peruana en Buenos Aires?
Lo real, es que deberíamos decir “Unos pocos” sabían que eso podría suceder, considerando que hay ochenta y tres mil ciudadanos habilitados para emitir votos válidos (además de tener la alternativa de ser líderes y referentes) Y no estaban equivocados en sus apreciaciones, por que si observamos a los Líderes de la colectividad siempre nos encontramos con los mismos mediocres de siempre peleándose por un pequeño espacio de poder para alimentar sus bolsillos y sus egos. Durante años han usado esa metodología. Como hoy, los veo y sé quienes son, debo decirles que “ya se les acabó su tiempo”, sin perjuicio que siempre habrá alguno que querrá volver a los “viejos tiempos”, pero ya son historia.
Esos “todos” no representan ni siquiera al 1 (uno) % de la colectividad peruana en Buenos Aires y el año pasado lo vimos de forma palpable. El año que viene será más interesante, puesto que se requerirá el 1% del padrón electoral de la circunscripción.

Quinta: Les guste o no, Los Consejos de Consulta son como las ONG’s y no es malo ser una ONG, lo que es malo, es tener poco razonamiento y comportarse como un mediocre representante del Consejo de Consulta. Bien decía San Agustín: “Las cosas no son ni buenas ni malas, sino de acuerdo al hombre que los usa”. Es falso que los Consejos de Consulta sean meros asesores, se han convertido en eso precisamente por los actos servilistas de aquellos que fueron Consejeros en los años anteriores (salvo excepciones). A este tipo de razonamiento llegan aquellos que no analizan todas las cuestiones que hacen a la democracia y sólo leen “la letra de la ley”, olvidándose de otros principios que juegan en cada una de las normas. ¿Sabrán que se quiere decir cuando se dice, que “una norma es concordante”?

Sexta: El día de las elecciones, luego que se declarara desierto la elección del  Consejo de Consulta y mientras charlaba con algunos presentes, hubo “alguien” que me dijo: “Tú representas a CAMBIA PERÚ, así que políticamente CAMBIA PERÚ ha perdido”.
“Calma muchacho”, le respondí, “sin perjuicio que no he venido representando a ningún partido político o institución alguna, independientemente que me identifiquen con determinada Agrupación y/ o Institución, ¿cómo alguien puede perder, si jamás llegó a competir? Demás está decir, que le recordé que el partido político al que él representa, en su etapa de “recolección de firmas” para que los ciudadanos le otorgarán su firma llegó a canjear “una firma, por una botella de cerveza cuzqueña”. “Vamos”, le dije, “eso no era ético”

Este tipo de razonamiento me hizo recordar una noticia que se publicó en el diario “El Comercio el 10 de septiembre del 2013 bajo el título
“Ninguna universidad sudamericana entre las 100 mejores del mundo”, en la misma, se contaba que la Pontifica Universidad Católica del Perú (PUCP) estaba entre 551 y 600, la Universidad Cayetano Heredia entre la 651 y 700, y finalmente la Universidad Mayor de San Marcos se ubicaba entre la 701 y 750.
Sin perjuicio que es decadente esta información para el nivel de la educación en el Perú, sin embargo eso no me sorprendió tanto. Lo que realmente me pareció un claro ejemplo de la mediocridad o la falta de razonamiento para observar una realidad, era la forma como fue presentada la misma noticia por otro medio de comunicación peruano. La noticia fue presentada el mismo día 10 de septiembre de 2013 en el portal web. Terra.com.pe, cuyo título rezaba:
“Tres universidades peruanas entre las mejores del mundo
La Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) logra reconocimiento junto con la Universidad Cayetano Heredia y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
¿Cómo puede ser que una universidad que está entre el puesto 551 y 600 sea considerada, una de las mejores del mundo?

Séptima: Mientras charlaba con algunos conocidos  dentro del edificio del Consulado, una señora vestida casi todo de Rojo (o color similar. Mi amigo psiquiatra diría quizás que buscaba ser el centro de atención) se acercó a uno de mis interlocutores y le dijo algo al oído. Ella se dio cuenta que estaba observando sus movimientos.
— “Le pregunté, ¿quien es?, por que no lo conozco. ¿No sé quien es?, me dijo.
— ¡No tiene por que saberlo!, le dije.
La mujer agachó la cabeza y comenzó a girar su cuerpo para marcharse. Seguí observándola. Viendo que tenía dominado la situación y antes que terminara por marcharse, saque una de mis manos de mi Gabán la extendí.
— ¡Mucho gusto, Miguel Ángel Villegas!, —me presenté.
— ¡Mucho gusto, Orfa Pérez!— me respondió.
Todo había sucedido en cuestión de segundos, luego continúe charlando con amigos. Por supuesto que Yo si sabía de antemano quien era mi interlocutora. Horas más tarde, mientras terminaba de vaciarse el Consulado y Yo estaba entretenido contestando un mensaje, la señora de rojo, se acercó y se despidió de mi persona, lo cual por supuesto correspondí. No había razón para sacar  mi Tumi de oro y practicar en ella un ritual ceremonial, tampoco extraer mi espada de Gilgamesh y menos la lanza inmortal de Chalcuchimac.

Octava: Si alguno está pensado que perdí (un razonamiento con los callos de los pies), debo contarles que por el contrario fui el más beneficiado de todos, siendo además el más desconocido. ¿Por qué digo esto? Por razones muy simples. La primera razón, es que fui entrevistado por un amigo, el periodista Pierre Manrique en su programa “Algo más”, a quién le dije que ese día (por el 28 de septiembre) habían sucedido dos cosas: “Una buena y otra mala. La mala es que los ciudadanos no pudieron o no quisieron ejercer su derecho. Lo bueno, es que los mediocres no se presentaron. ¿En que cueva se escondieron? No lo sé”.
El también bromeó que había llegado hasta la chica y que a última hora no se dió. Yo entiendo que él es así y eso es parte de del show de su programa. La segunda razón, llegó a última hora de la noche. Mi hermano menor llegó a casa y me preguntó. ¿Qué lío hiciste en el consulado? Ninguno, ¿por qué?, le pregunté. Mi mamá escuchó tu nombre en Radio Programas del Perú y por algunos segundos se quedó dudando si había escuchado bien o no, me dijo. Le conté lo sucedido y reímos. Mi madre se había puesto contenta, le había dado una alegría sin proponérmelo. Días después me han llegado todo tipo de saludos y propuestas. Es decir, salí ganando. Fui el más beneficiado y voy por más.

CONCLUSIÓN.
Los ciudadanos peruanos en Buenos Aires, no pudieron o no quisieron ejercer un derecho propio: Sufragio Universal. Ante los hechos observados, creo que NO PUDIERON EJERCER  SU DERECHO, por desconocimiento de la realización de las elecciones. Si algo no sale como se planifica, significa que “algo” se  hizo de forma inadecuada, es decir, no se hizo lo suficiente. Por ejemplo, El Consulado no publicitó convenientemente. El Consejo de consulta saliente tampoco cumplió con lo que le marca la normativa. A esto le debemos sumar la mediocridad de la mayoría de los líderes de la Colectividad Peruana en Buenos Aires.
Mujer sin identificación
El actual Cónsul viene pregonando desde su llegada que pretende conformar un “Foro de Presidentes” ¿Cuáles presidentes?¿Los presidentes de “La pindonga”?¿Los presidentes de la mediocridad?.
Si comenzamos a hilar fino, para aprender y entender mejor la DEMOCRACIA, nos debemos plantear algunas preguntas, ¿Cuál tiene mayor valor, “una norma dictada por el Poder Legislativo (Congreso de la Republica) o una norma dictada por un Cónsul general en una determinada circunscripción fuera del territorio peruano? ¿A quién representa el Cónsul, no es acaso al Presidente de la Republica? ¿La norma que dictará el Cónsul, no es acaso un Decreto?
Si nos remontamos a nuestros pueblitos Peruanos (Yo los denomino “las Polis Peruanas” que en alguna oportunidad terminaré de analizar esta institución) donde cada año se elige a tres autoridades: El Presidente del Pueblo, el Teniente Gobernador y el Juez de Paz, los que son elegidos en un cabildo celebrado el 01 de enero de cada año, por aquellos que están habilitados para ser comuneros en virtud de cumplir determinados requisitos. ¿A cual de estas autoridades representará el Cónsul?¿Los peruanos en Buenos Aires no somos también “la polis peruana en la ciudad de Buenos Aires”, del mismo que lo son en cada una de los lugares  o circunscripciones donde están asentados nuestros compatriotas?
Si sigo hilando fino, terminaré escribiendo un libro. OJO, con esto que digo, no quiero decir que estoy en contra de toda aquella idea sensata que sirva para crecer como sociedad y como peruanos en el exterior (No me gusta el termino Pex, pues “cosifica” a las personas. Res = Cosa). El actual Cónsul tiene las cartas a su favor y a su disposición para trabajar en forma razonada, fundamentada y sobre todo con respeto. Respeto a las personas y a las instituciones. Quedan menos de 350 días para trabajar con vista a las próximas elecciones del Consejo de Consulta. Son necesarios, por que no podemos organizarnos en base a “decretos”, si ya hay normas nacidas en uno de los pilares de la democracia: El Congreso.

Los ciudadanos peruanos en el exterior necesitamos ejercer nuestros derechos garantizados por la Constitución Nacional del Perú y los diversos tratados internacionales ratificados conforme a las normativas vigentes. Debemos seguir trabajando, por nosotros y por la posteridad.

Por Miguel Ángel Villegas G.
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No estamos tan mal. Pero, podríamos estar mejor, sí quisiéramos.
(Proverbio propio)

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