YO CIUDADANO, TÚ CIUDADANO

 Los días están pasando de un modo inevitable, ya estamos 04 de abril de 2021. Cuando llegué a Lima en diciembre del 2019, traía un baúl lleno de emociones, ilusiones y proyectos. La pandemia nos cambió la vida.

Cuando llegó el Covid-19, lo único que pensé fue que “si mi mente se comporta como la del hombre de Neanderthal voy a perecer, quien hace unos 40 mil años no supo adaptarse a su nuevo entorno que se cubrió de nieve, ya no podía recolectar frutos ni cazar animales fácilmente”

—Debo adaptarme— me dije.

Me estoy adaptando a mi entorno, voy logrando lentamente mis sueños pese a las dificultades y al poco entendimiento de los peruanos en Perú. Es como si hubiera venido del futuro, muchos, no me comprenden.

Estar en el Perú es algo maravilloso, por que me permite observar in situ a los peruanos en su entorno, sin obstáculos, ni ideas que se filtren y me impidan analizarlos. No me están defraudando, lo mejor de todo es que los movimientos sociales que han sucedido en los últimos meses me han dado parámetros. No los puedo comparar con Usain Bolt, el atleta jamaicano, por el contrario se acercan más a Mario Broncano, el otrora promesa del boxeo peruano que se perdió en la droga y la locura. Los peruanos no están en la droga, sí en la locura. Hacen falta Psiquiatras.

 

EL ESTADO Y SUS BEMOLES.

Esta semana que pasó, los candidatos se han presentado en el Debate que organizó el ONPE. Lo esperé con algo de ansiedad, no me había puesto a mirar sus legajos de vida y menos sus proyectos, así que imaginé que en el debate podría encontrar el candidato ideal para darle mi voto el día de las elecciones.

En cualquier parte del mundo (que no sea Iberoamericano) se espera que los candidatos muestren lo mejor de sí para convencer a los electores, sobre todo para convencer a los indecisos.

Tres días. Durante tres días pasaron los candidatos por la palestra. Esperé que alguno sorprendiera al elector. Nada. Nada sucedió, y eso que no le estoy pidiendo algo extraordinario, sólo que sea ecuánime, que sea verás y que lo que ofrece tenga fundamento, jurídico, social y sobre todo económico para los tiempos de Pandemia que vivimos. Nada. Se quedaron en ofrecimientos sin fundamentos válidos, sólo meros ofrecimientos. Como ofrecer no cuesta nada, sobre todo cuando el dinero no saldrá de sus bolsillos sino de los impuestos que pagamos todos los peruanos, pues, ofrecen cosas inimaginables.

Un candidato ofreció expulsar del Perú a Odebrecht como si eso fuera tan simple de realizar, otro ofreció que traerá el Huáscar del puerto chileno, seguro enviarán un comando de Guacamayos para rescatarlo. Varios candidatos ofrecieron entregar computadoras, laptops con acceso a internet, olvidándose que, en gran parte del Perú, sobre todo en el “Perú profundo” los niños necesitan un techo, vestido y un pan en sus mesas. Necesitan lo más básico para vivir dignamente, agua, luz, desagüe. Esos niños tendrán computadoras, pero estarán famélicos porque la pobreza los está fagocitando. Una candidata anda ofreciendo nacionalizar el gas, en definitiva, solo ideas para alentar al populacho. Un populacho que es ignorante. Un populacho que en 20 años lo han vuelto vulgar, torpe y mediocre.

También, en esta semana que pasó, Las redes sociales se inundaron de panfletos apoyando al candidato de su preferencia, eso está bien, es lo natural, es parte de la democracia en un país republicano como el Perú.

Regresé al Perú después de 25 años de vivir en el extranjero y me pregunto ¿Estos candidatos son lo mejor que ha podido producir el Perú en los últimos 20 años o es que simplemente estamos en decadencia? Vivimos de Glorias pasadas. Nos admiran por tener la ciudadela de Machu Picchu, por las líneas de Nazca, por nuestras momias de Paracas, pero se compadecen de nuestra condición de país tercermundista.

Volviendo a los candidatos y al debate de esta semana que pasó, escuchar sus propuestas o farfulleos, me preocupó el futuro del Perú, porque la única certeza que mostró el debate, que por los siguientes cinco años seguiremos siendo un país tercermundista.


Mirar la calidad de los debates, me hizo recordar mis épocas estudiantiles en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe, cuando hacíamos nuestros pininos en esto de debatir ideas o cuando estaba cursando Derecho Internacional Público en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y hacíamos ensayos de Role Playing imaginando que representábamos a países en conflicto buscando una solución.

¿Usted amable lector, se imagina a estos candidatos, con esa capacidad de razonamiento de muchachitos de secundaria ir a negociar un acuerdo que beneficie al Perú con países como Inglaterra, Francia, Alemania o EEUU?

Con esa calidad de candidatos, después vamos a ver acuerdos leoninos a los intereses del Perú, donde nuestros representantes simplemente entregan nuestros recursos naturales y nuestro patrimonio a los consorcios extranjeros.

El problema no son las empresas extranjeras, ellos vienen a negociar, a obtener el mejor acuerdo a sus intereses y que les produzca buenas ganancias, el problema son los que van a negociar los contratos representando al Perú.

Si ustedes fueran empresarios, ¿ustedes enviarían al Sr. López a negociar un acuerdo para su empresa, que, ante cualquier pregunta, buscaría en su bolsillo su papelito para ver si encuentra la respuesta?

Estimado lector, no le voy a decir por quien debe votar, pero si puedo pedirle que, usted como ciudadano responsable, cuando vaya votar, pregúntese ¿Este señor que le voy a dar mi voto, va a cumplir sus promesas, va a construir un mejor país para que crezcan mis hijos? ¿Usted no dejaría a sus hijos con cualquiera y menos con alguien que es irresponsable, o sí?

 

LOS PÉRUANOS Y SU SALUD MENTAL

No puedo hablar de los candidatos sin dejar de hablar de los ciudadanos, porque, en definitiva, es la sociedad la que produce a los hombres que los vana gobernar. Durante meses he venido observando a los peruanos en Perú.


Nadie se ha salvado, sin saber, mi propia familia ha sido mis conejillos de indias, por que ellos también forman o representan a una parte de la sociedad. Antes que me salten a la yugular les recuerdo que lo absoluto no existe, es decir, que cuando hablamos la sociedad siempre vamos a hablar en porcentajes. Todos no reaccionan del mismo modo, pero sí un gran porcentaje y son el mayor porcentaje (no siempre) mueven su entorno.

En esa búsqueda de respuestas, estuve buscando el hilo que me permitiera plasmar en texto o en imagen lo que es la mente del peruano. Hoy, ya he comprobado que el peruano es igual en cualquier parte del mundo, eso ya lo arrastramos desde la colonia y lo heredamos de los españoles.

Los españoles cuando conquistaban llevaban su España a esas tierras lejanas, por eso a sus ciudades le ponía los mismos nombres y se relacionaban con los lugareños y hasta se fusionaban. Es decir, en las nuevas tierras, creaban una pequeña España. En cambio, los demás imperios conquistadores no tenían una relación de interacción con los lugareños. Así vemos que los ingleses que ocuparon la india, al retirarse no quedaron vestigios de su presencia y si es que los hay, son mínimos.

Un día de casualidad me encontré con la imagen perfecta de lo que es el hombre peruano común. Esta foto que acompaña este texto la tomé hace un mes atrás en una de las galerías que hay en la avenida Wilson en Lima. Es el negocio de un hombrecillo que a simple vista se nota que es una buena persona, que se dedica a reparar computadoras y armar otras a pedido.

Lo conocí por qué tuvimos que llevar una Laptop para que la repare y de paso nos arme una computadora a medida.

—¡Es muy bueno, lo conozco desde hace muchos años! — me dijo mí socio y amigo.

Cuando charlé con (vamos a darle un nombre ficticio, pa' protegerlo) Rigoberto, comprobé con absoluta certeza que era muy bueno en su oficio. Conozco la tecnología de las computadoras y afines, dudo que alguien pueda engañarme, tendría que ser muy hábil para lograrlo, hasta ahora no me encontré con alguien con esa habilidad.

Rigoberto te arma una PC en un abrir y cerrar de ojos, hasta Bill Gates si llegara a conocerlo, lo envidiaría, le robaría su cerebro, del mismo modo que le robó el software de la primera computadora a Steve Jobs.

Cuando regresé a la oficina con la Laptop reparada y la Computadora nueva que la armó en un santiamén, todos estaban contentos.

Cada uno tendría su equipo de trabajo.

— ¿Qué le pareció Rigoberto, doctorcito? — me preguntó mí socio.

—¡Realmente es muy bueno!, pero, su cabeza es un caos, por eso no crece— le respondí.

Mí socio lanzó una carcajada.

— ¿Cómo lo sabe doctorcito, si puedo saberlo? —, me preguntó.

— Su negocio es la representación de cómo está su cabeza. Es un desorden, un caos, todo amontonado, sin un orden, sin limpieza sin ecuanimidad. Estoy seguro que cuando usted lo conoció, su negocio tenía el mismo desorden— le respondí.

—Si, Rigoberto es un poco desordenado— dijo mi socio.

— ¿Un poco Dr.?, Es el rey del caos— le respondí.

Mí socio volvió a reír a carcajadas.

En esta metáfora sobre este geniecillo de las computadoras, el cerebro del hombre peruano es idéntico al de Rigoberto, es un caos, sin orden, sin reglas claras, por eso ellos no crecen, por ende, el Perú, no crece y no lo hará mientras sus ciudadanos no ordenen sus cabezas. ¡Urgente, necesitamos psiquiatras!

¡Que dilema!, el peruano cree que es el más cuerdo, que está sano. Los enfermos son los otros, algo típico en el enfermo que no acepta su enfermedad. No estoy seguro si este desorden en sus cabezas hace que sean irresponsables, cuanto extraño mi amigo el Dr. Augusto Flores Cárdenas (Médico Psiquiatra, profesor de la UBA).

Con ese caos de sus cerebros, ¿Cómo puedo pedirle que elijan bien a sus gobernantes? ¿Estamos enfermos?, de eso no hay duda, tendremos que curarnos. En algún momento debemos ser capaces de producir líderes y gobernantes idóneos y probos. En algún momento debemos dejar de vivir de glorias pasadas y construir nuevos imperios.

Por suerte, aún medio de tanta mediocridad, hay pequeños atisbos de esperanza, de buenos candidatos, que están creciendo y que quizás en el momento adecuado se subirán a la palestra para llevarnos a la construir un nuevo imperio. El mundo vive y crece a través de equipos. ¿Cuándo lo olvidamos? ¿Habrá sido en la época colonial?

Lo real, es que en el gen del peruano está “trabajar en equipo” y ya lo hemos demostrado cuando construimos Caral, Chavín, Nazca, Machu Picchu, la fortaleza de Sacsayhuamán o el larguísimo camino del Inca. Lo seguimos demostrando cuando en los pueblos aún se juntan a través de las “aychamas” o “Aichamas”, eso es trabajo en equipo.

A pesar que los peruanos necesitemos ordenar el caos de nuestros cerebros, en el fondo, bien el fondo, esta ese gen que puede liberarnos.

Este domingo debemos elegir un candidato para gobernar el Perú por los próximos 5 años, elijamos con sensatez y responsabilidad. Como ya dije, no le voy a decir por quien debe votar, tampoco le diré a quien le daré mi voto. No le daré a ninguno de los 5 que están arriba, sino a uno que ayude a servir de balance en el parlamento. Tomemos el ejemplo de los “Yanquis” que habitualmente le otorgan su voto para presidente al candidato de un partido y los representantes  del Congreso a los candidatos de otros partidos, para que haya un balance. Quizás no sea una democracia perfecta, pero se acerca.

©Miguel Ángel Villegas

 

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